No pueden espiar nuestras comunicaciones personales en el trabajo a menos que nos avisen. Esta semana, la Gran Cámara del Tribunal de Estrasburgo ha dado un paso adelante en la protección de los trabajadores. Las empresas no podrán vigilar los correos electrónicos, mensajes y llamadas de sus empleados a menos que lo comuniquen. Esta sentencia, inapelable, viene a enmendar una decisión en sentido contrario de 2016. Y aun siendo un avance para los trabajadores, no deja claro que su derecho a la intimidad quede salvaguardado.